Educación es más que las cuatro paredes del aula, más que los colegios, las materias, las horas de clase y los profesores. Los padres son los mayores responsables de la educación de sus hijos. Este es un fenómeno que ha sido ampliamente investigado: los entornos familiar y social en los que crecen los niños son factores fundamentales que inciden en la calidad de su educación.
De acuerdo con un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los resultados académicos de los niños tienen más que ver con su situación socioeconómica que con lo que aprenden en la escuela. Por ejemplo, la brecha de los resultados entre los alumnos del nivel socioeconómico más bajo y los de nivel más alto alcanza más de 125 puntos.
Por otro lado, según un estudio del investigador Kenneth Komoski, los niños pasan sólo el 19% de su tiempo al año en clases en el colegio. ¿Qué pasa con el 81% restante? Con este sencillo cálculo, Komoski logró atraer la atención sobre el verdadero problema: los padres, amigos y comunidad interactúan más con los niños que sus propios maestros. Así, es importante fortalecer la educación a través de un vínculo de esta con la comunidad y la familia. De esta manera, afirma el investigador estadounidense, el aprendizaje será un proceso para toda la vida y tendremos mejores estudiantes.
“Las personas con un buen nivel educativo viven más, participan más activamente en la política y en la comunidad en la que viven, cometen menos delitos y dependen menos de la asistencia social”. Familia, sociedad y escuela deben unirse por este propósito.
En la misma línea de convivencia y valores, la educación en casa fortalece el autoestima de los niños. Un hogar en el que los menores se sienten amados refuerza su sentido de identidad y de motivación, dos factores fundamentales para aprender.
Hacemos un llamado a las empresas para que planteen jornadas flexibles que les permitan a los padres de familia ajustar sus horarios para pasar más tiempo con sus hijos. El teletrabajo puede ser una buena opción. Esto, al contrario de ser una pérdida para las compañías, es una inversión en presente y futuro. Por un lado, un trabajador que puede disfrutar de tiempo de calidad con los suyos es un empleado más feliz, más motivado y por lo tanto más productivo. De igual manera, si estos hombres y mujeres les dedican más tiempo a sus hijos, estos serán mejores estudiantes y en un mañana mejores profesionales, y mejores técnicos o tecnólogos para las empresas del futuro.
Lina Zuluaga · Consultora para la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo. Es fundadora y ex-directora de la Revista Semana.